El sueño es una de las necesidades básicas para mantener un buén estado de salud, tanto física como psíquica. Cada perro (igual que los humanos) necesita dormir más o menos horas según la actividad del día, lo que haya jugado, corrido o paseado. Cuanto más ejercicio más duermen.
El sueño del perro es muy similar al de los humanos con la diferencia que se despiertan muchas más veces, lo que es fácil de explicar si tenemos en cuenta que los perros son animales cazadores y necesitan estar alertas. Sueñan, tienen pesadillas, mueven las patas, lloriquean, incluso roncan. Hay razas de perros que por su anatomía (vias repiratorias estrechas y nariz corta) roncan muchísimo como los bulldog, carlino o shih tzu.
Duermen unas 12 o 13 horas al día, es decir que pasan dormidos la mitad del día, repartido entre 8-9 horas nocturnas y pequeñas siestas o descansos diurnos. Las tres fases del sueño son: somnolencia, onda corta (sueño ligero) y fase REM (sueño profundo).
Cuando son cachorros duermen muchísimo, el 90% del día y los primeros días duermen formando una pequeña montaña para mantener el calor de su cuerpo entre todos y tener sensación de protección. Si se les retira pronto de su madre y hermanos pueden echarlos de menos. Debemos ayudarle proporcionándole compañía (un peluche), ropa con nuestro olor y un reloj de tic-tac para que simule el latido del corazón de su madre.
Hay que respetar su sueño y no molestarles mientras duermen, tener cuidado sobre todo si hay niños en casa. Si el perro es privado del sueño de forma habitual puede desembocar en estrés, irritación mal caracter e incluso enfermedad grave. El sueño está hecho para reparar y recuperarase del día de ahí la importacia de un descanso correcto.
El perro es un animal sociable, de manada y no le gusta estar solo, por eso prefiere estar junto a su amo para dormir. Debemos proporcionarle un lugar propio, cómodo y fijo. Les gusta que esté blandito y si no le proporcionamos un cojín propio buscará tumbarse en el sofá o en la cama.
Los perros ancianos necesitan un lugar cómodo y blando porque sus articulaciones sufren menos y si es posible de un material termorregulador (tipo viscoelástico) que les permita permanecer frescos en verano y calientes en invierno.
En verano buscan lugares frequitos, con corrientes de aire o suelos frios, como en el baño. Por el contrario, en invierno buscan lugares calentitos como su cojín, el sillón o debajo de la cama.
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